HOME
- QUIÉN SOY
- BIOGRAFIA
-OBRA
- RESEÑA PICTÓRICA
- PRENSA
- ESCRITOS
- FOTOS
- CONTACTO
|
GENERAL
--PAISAJES-- CALLES --
INTERIORES --
RETRATOS --
DIBUJOS
|
|
Obra: General
Ç
Estas impresiones, y otras que quedaran mas adelante, no son sino el reflejo, creo que fiel, sincero, de un estado emocional que se produjo en mi antes, o quizá en el mismo momento en que pintaba ese cuadro. Y quisiera que fueran lo suficientemente sencillas, transparentes, como para que a través de ellas cualquier visitante anónimo de esta exposición, hasta cierto punto antológica, no importa su cultura o su edad, llegara a penetrar en el maravilloso, inquietante mundo de la creación artística.
Enrique Lledó
|
Castell de Guadalest
Oleo s/l
Castell de Guadalest es como una isla en el valle, en el corazón de nuestra montaña. Y así lo ha descrito magistral y emocionadamente mi amigo Vicente Ramos en más de una ocasión. Yo no podría añadir nada mejor a sus palabras. Pero si puedo asegurar que Guadalest, a veces, si que se convierte en una is1a tangible, no imaginaria, sino real, emergiendo su roquedal reventado, su cementerio, su viejo castillo, su campanil, por entre un río de nubes bajas, que se abre en lago en la anchura de su pantano. Dos veces lo he visto así. Una, la primera, con Vicente, desde lo alto, subiendo sudorosos hasta el "contaor" en una excursión al atardecer. Era un espectáculo grandioso, como si el río quisiera volver a su nacimiento cabalgando, convertido en espuma. Otra, un amanecer, cuando los primeros rayos del sol comenzaban a iluminar el valle.
Guadalest, el Castell de Guadalest que yo pinto en la reproducción de la portada no era isla, ni roquedal, ni castillo, ni campanil, ni pueblo siquiera. Era, sencillamente, joya. Joya rutilante expuesta al deslumbrante sol de una mañana de septiembre, que me abrasaba la vista.
|
Interior
Oleo s/l
1963
Mi vieja mesa redonda de madera incrustada. Cuantas veces la habré pintado? Cómo recuerdo a mi amigo Ángel, al hombre bueno, artesano, eficaz ebanista, cuando en mi casa la restaurábamos en Benisa.
El viejo quinqué, la silla isabelina, la tenue seda de la tapicera, el jarrón de Manolo, de cristal mallorquín, recuerdo suyo de las islas. Las flores cortadas por Fina, mi mujer. Todo. El interior abriéndose desde su penumbra a la esperanza del azul del mar y del cielo.
|
1971-Paisaje-Puigcampana
Oleo s/l
1971
Se eleva en el cielo como punta de flecha e Puigcanpana, rasgando el puro azul de nuestra marina, al sol de la tarde, como ascua inmensa de carmines y rosas. De roca pura. Asoman, como blancas palomas posadas en un viejo alero, las casas primeras de un pueblo precioso, sobre masa de rocas terrosas, parduzcas, rojizas. Sobre greda erosionadas y contrastantes. Una ermita se recorta
allá arriba, solitaria.
Finestrat nos ha dejado varados en su belleza a mi hija y a mí. Y lo pinto, cuando ya los almendros comienzan a despertar.
|
Amelia
Oleo s/l
81x100 cm
1962
Y el destartalado "pastaor nou" se convirtió en luminoso estudio de rugosas y blancas paredes de cal, de desnudas vigas de pinos de Aitana que nosotros pulimos y aceitamos. Y quedó lleno de recuerdos de casa grande, de pueblo. Grande por muchos hijos, grande por mucha nostalgia. Y entre todo, rompiendo, contrastando con su blancura, las negras, sutiles, esbeltas curvas de un sofá vienes.
Y mi hija Amelia, con su risa de seis años, subiendo acaloradamente con unas flores para que las pintara, recién cortadas. Pero yo, entonces, en ese momento, empecé a pintarla a ella. Y puse también sus flores. Y el viejo sofá...
|
Aitana con Benifato
Oleo s/l
Es por la tarde. Yo pinto las cumbres luminosas de la parte sur de Aitana, sus laderas. Asoman tímidamente allá arriba los tejados de Benifato. Quedan cerca unos márgenes de trabajada piedra. Hay huertas. Una anciana baja del pueblo, va a sus tierras, pasa cerca de mi, se para, conversamos, se admira: "Ay, Purísima, y quin retrato esta fent!" Me sofoca. Y mas aún, cuando vuelve al rato, jadeante, resoplando por la empinada senda, y nos deja, a mi mujer y a mí, un puñado de tiernas verduras que acaba de arrancar , para que así compartamos, con ella, el jugo de su tierra...
|
Benimantell
Oleo s/l
Y Benimantell aparece en una curva, poco después de Guadalest, recortándose en el fondo de Serrella, con su calle del barranco blanca de cal, y la cúpula azul de la vieja torre de su iglesia, el campanario, desde donde Emilio Varela pintó alguna vez, y acarició el paisaje con su mirada. Benimantell esta lleno de recuerdos para mí, de nostalgia permanente. Quizás Benimantell me abrió los ojos a la cegadora luz de Aitana. Y le estoy agradecido.
|
Orcheta
Oleo s/l
Es temprano, una mañana de invierno y voy buscando almendros en flor.
Quiero pintar almendros con un pueblo, necesito pintar almendros. Y recalo sin saber como en Orcheta. Nunca había entrado antes. Me atrae la torre de su iglesia; la visito, solitaria y grande. Y me quedo allí, y pinto el pueblo, y su iglesia, y su sierra que es casi como un tejado más cayéndosele encima...
|
Venta de
Benifato
Oleo s/l
Un poco mas arriba de Benimantell, camino de Alcoy, la cupula de la iglesia de Benifato y algunos tejados se asoman tímidamente, subiendo para Aitana. Pero la venta se levanta al lado de la carretera, y de allí mismo sale, empinada, la antigua senda hasta el pueblo, de unos cientos de metros solamente. Al otro lado un profundo barranco por donde corre el agua serpenteante de varias fuentes, da nacimiento a unos chopos, y sus verdes-dorados suben decididamente buscando todo el sol posible hacia el cielo. Era otoño, y llovía levemente. El alero de la vieja venta, deshabitada entonces, me sirvió de refugio...
|
Horno de
Benimantell
Oleo s/l
1962
Ahora, cuando al cabo del tiempo he vuelto a ver este cuadro, un tropel de sensaciones, de vivencias, de recuerdos, se agolpan tan alborozadamente en mi mente que me resulta difícil ordenar. Un horno. El interior de un pequeño horno familiar de Benimantell, de Miguel y Amparo. De Amparo y Miguel, que tanto monta. El olor a leña fresca de monte bajo quemada al amanecer , a pan recién cocido, a pastas.
El blanco interior, la negra boca, la desgastada escalera de altos escalones que lleva al "acavó" Su tibio calor. La caída de mi hija Amelia por esas escaleras cargada con una tabla de tonas sin cocer, su gran susto, el estropicio.
Y por encima de todo, resbalando entre las vigas, las aristas de la gruesa columna, el suelo, y ahora ya en la eternidad, la abierta, la siempre cordial y muy querida sonrisa de Amparo...
|
Serrella con
Benimantell
Oleo s/l
1969
Serrella al fondo, como un inmenso telón rocoso, tapando el cielo. Subiendo por sus laderas, aquí y allá el arabesco de sus pinares. Dos pueblecitos en el paisaje, dos cúpulas, esmeralda una, casi de lapislázuli la otra. Benimantell
y Beniarda, vistos desde la masía de Benialet se confunden así en uno solo, allá en el valle, cerca ya del río.
|
Maigmó
Oleo s/l
Pero una nieve menuda comenzó a caer aquel día, insistente, Y tuve que bajar por aquellos caminos del Maigmó por miedo a quedarme bloqueado. Yo pintaba almendros en flor, rosas, como de nieve teñida. Y el tiempo parece que tuvo envidia de los almendros, Y nevó de verdad. La Peña Xixona quedaba al fondo con su majestuoso lomo pelado comenzando, levemente, a blanquear...
Textos extraídos del catalogo de la
exposición "50 óleos de Enrique Lledo" Enero-Febrero 1977
|
|